domingo, 16 de diciembre de 2012

Eternidad de ceniza

¡He aquí el grandioso! El ganador de Ovelles Elèctriques. Tal vez algun día te vuelva a sacar de tu papel. Tal vez algun día vuelvas a vivir aventuras. Por ahora, saborea el dulzor de la eternidad.


jueves, 13 de diciembre de 2012

Coloquio con mi sombra


            La mansión era sumamente grande, pero apenas me di cuenta de todos los detalles que escondía. Abrí la puerta de entrada, que estaba de par en par, como casi siempre y subí a la habitación donde sabía que estaba. Su oficina particular.
            -Hola. – saludé escuetamente
            - Te estaba esperando. No te tomes la molestia de poner guiones, descripciones o narraciones. Esto es entre tú y yo ¿no? Cualquiera lo puede ver pero solo tú y yo sabemos de que va el tema ¿verdad?
            - Así es. Pero me gusta la estética de un relato si se va a dar al público.
            - Te gusta si escribes. Si no escribes, no te gusta, y por lo tanto la estética es una conveniencia arbitraria, una floritura imposible. La guinda se le pone al pastel, no al aire.
            - Si lo hago, me gusta hacerlo bien.
            - Si lo haces. Sin embargo llevas prácticamente un mes sin hacerlo. ¿Crees que has luchado conmigo? Siempre has salido victorioso de esa batalla interna, todo para generar más guerra y más odio. De acuerdo, y ahora me tienes que sacar de tus malditos pensamientos subjetivos e inconscientes, para que podamos organizar tu mierda ¿no es así?
            - Sí.
            - Y probablemente, no sepas todavía que esto no sirve para nada. Estas perdiendo el tiempo, segundo tras segundo y letra por letra se están derrochando por tu culpa. Podrías hacer muchas cosas en este momento, sin embargo estás aquí conmigo, en esta dimensión inventada.
            - Necesitaba estar aquí.
            - Es la cuestión. No te has plantado aquí, tan solo has venido a patearme el culo, a martirizarme. Ahora necesitas que salga, porque te das cuenta que tu creatividad anda demasiado escasa. ¿Dónde tu prodigiosa imaginación?
            - Tengo imaginación, pero no las mismas ganas de sacarte fuera.
            - ¿Por qué?
            - Eso intento averiguar. Quiero saber porque te aplazo. Es demasiado simple, pero demasiado complejo, quiero que me des una solución clara a esto. No intento crear belleza como lo he hecho antes. No escriben mis dedos, sabes perfectamente que escribo yo y tu, un mano a mano. Armados de nada, ni siquiera de valor.
            - El único que no tienes valor eres tú. El arte no es así. Si es droga, te haces adicto, te gusta, la esnifas, te la pinchas y la fumas tantas veces puedas. Y no lo haces así. Solo cuando te obligo a venir, dejas tus cosas y vienes. Y sientes placer, el que puede sentir cualquier escritor al escribir. Dejas tus putas mil palabras, que apenas llegas a esas, y te vas, sin dejar rastro. Sin una de esas tarjetas informativas con un número de teléfono al que marcar. Tan solo cierras la puerta, y dejas que todos tus personajes, incluso yo, nos pudramos y nos convirtamos en la ceniza que antes éramos.
            - No tengo tiempo, no sé. O al menos no lo saco igual de fácil que antes.
            - La labor de artista no es fácil. Te has acostumbrado a escribir dando pollazos al teclado. Solo escribías cuando estabas realmente excitado, cuando no dejabas alguna mierda para pensar que habías cumplido tu labor. Eres demasiado idiota. Fíjate lo que ya has dejado, gilipollas. No es tan difícil ¿no? Y te ha costado. Y esa sensación te gusta ¿verdad? Porque a mi me gusta, y yo soy tu, lo mismo que tu eres yo, es así de simple.
            - Sí que me gusta, pero me cuesta recordarla. No sé que hacer.
            - Si tomas iniciativas, las dejas, o ni siquiera las coges. Eres vago hasta para eso. Sa-cri-fi-cio. Es la mayor bronca que estoy echando en toda mi vida de máscara. Debes quedarte con las ideas que suelto. Son transparentes, no hay nada turbio de por medio, lo que es, es lo que hay y lo que hay es lo que es. Dale vueltas, ábrelo, siempre vas a ver lo mismo. Es simple para comprenderlo, no creo que seas tan idiota.
            - Lo entiendo, pero seguro que dentro de una semana estoy aplazando fechas. Moviéndote. Lo he hecho durante un mes, ¿Por qué no podría hacerlo durante otro?
            - Por desgracia no me puedo ir. Me gustaría decirte: Como no escribas, cojo la maleta y vuelvo debajo del puente, a esperar que otro escritor me trate mejor. Porque, por cierto, haciendo un inciso, te has empezado a creer escritor cuando en realidad no eres más que un inútil que ha escrito tres relatos. Volviendo al tema, esto es tan sencillo como que yo no te puedo destruir, ni tú me puedes destruir a mi, no nos podemos destruir.
            - No has respondido a mi pregunta.
            - Respóndela tú mismo. Se supone que eres el gran creador, escritor y artista, amo de todas tus estupideces esquizofrénicas. Vuelve a crear algo de lo que te sientas, o de lo que me sienta orgulloso. Como Réquiem de fuego. Nada va a igualar esa sensación, ahora mismo es el cenit de tu obra, y sin embargo, la segunda parte de los Artistas Malditos, es una puta mierda. No da la talla ni hacia atrás. Pero incluso imprimiendo las hojas, lo único que has hecho es dibujar una línea en un flanco y decir: Ya lo haré más tarde.
            - Es lo que quiero evitar, y lo que te quiero decir desde que llegué. Por favor, necesito que volvamos a escribir como antes.
            - Perdona, perdona. Lo has dicho mal. Soy yo el que debo decir eso, pero como tu ya sabes, Diego no suplica a nadie ¿Lo sabes no? Es decir, que hagas lo que te de la gana. Tengo clara una cosa, y es que cada vez que te levantes estaré todo el día detrás de ti esperando a que cojas ese bolígrafo duro, te siente y le eches dos cojones al tema. Mientras tanto, llora como una furcia.
            - Al parecer es lo único que he hecho desde algún tiempo.
            - ¿No me jodas? Empiezo a coger frío fuera. Méteme dentro y veremos que podemos hacer. Pero lee aquí lo que te voy a escribir, pedazo de retrasado. Vuelve a caer en el bloqueo, y te prometo que el pensamiento que tengas cada vez que te levantes, sea el de suicidarte porque no has hecho el trabajo.
            - En realidad no puedes. Has dicho que no nos podemos destruir.
            - Tan solo mentía. Soy tu locura ¿recuerdas?

viernes, 12 de octubre de 2012

El domingo de maldad y cerveza

Este relato, seleccionado del Certamen Ciudadela 2012, se remonta a los anales de un estilo confuso y desorganizado, carente de sentido ni forma. Es la base de una pequeña edificicación a la que aun sigo poniendo ladrillos.




- Y le dije: No, tranquilo, ya le arranqué las tripas.
            Una gran carcajada estalló ruidosamente en el ambiente.
            Una larga mesa llena de deliciosos manjares estaba en el centro de la gigantesca sala de piedra.
A la izquierda de la mesa, tres trolls comían un trozo de chuleta de cerdo poco hecha. Otros dos orcos tomaban un poco de pescado, junto a unos esqueleto, que robaban el vino de los desprevenidos goblins de enfrente. Al lado de los goblins, tres vampiros bebían sangre de una copa de cristal. Y un mago vestido de negro bebía una pócima en un cuenco, mientras leía un libro de runas bastante raras
            - Por cierto, ¿Cuándo viene Khuram? – gritó uno de los trolls.
            - Me han dicho que tardaría en venir. – respondió uno de los orcos.
            - Es que se toma demasiado en serio su trabajo. – replicó el troll. – Apenas se reúne con los amigos.
            El troll le dio un trago a su quinta cerveza. Llevaba ya un tiempo allí, pero no pensaba marcharse, por mucho que le echara la bronca su mujer. Reunirse todos los sábados en el castillo del conde Jmais es lo mejor que podía hacer con sus amigos, y lo iba a seguir haciendo hasta el resto de sus días.
            La jarra de cerveza comenzó a sobrevolar por el banquete.
            - Ya han llegado Hom y Holmet. – dijo el vampiro entre risas. Los fantasmas se dejaron ver, comenzaron a tomar un tono verdoso.
            - Pero cállate, no se puede seguir una broma con vosotros.    - dijo el fantasma mas gordo.
            -¿Qué broma? ¿Pretendíais asustarnos? – El troll le arrebató la jarra de cerveza de sus manos. – Tomad asiento y bebed un poco, que ya llegáis tarde, como de costumbre.
            - ¿Y Khuram? – El fantasma más flacucho se sentó en dos asientos libres al lado de los esqueletos. – Hace ya que no lo veo.
            - Lleva unas semanas echando horas extra. – El esqueleto cogió otro trozo de carne con las manos. – Está jodido con eso de su mujer. La verdad es que ha sido una zorra. Y de la noche a la mañana. Lo ha pasado bastante mal el pobre Khuram.
            - Normal, aunque a mi no me molestaría que se fuera de casa la gorda de la mía. – dijo uno de los trolls.
            - Mekt, a ti no te importaría ni que llegaran unos enanos y le cortaran la cabeza. – replicó el esqueleto.
            - En realidad es cierto, cuanto antes me quite a esa estúpida de encima mejor. Es una pesada, no se que voy a hacer con ella.
            - Cuanto amor… - comentó uno de los vampiros.
            - Si, es un marido apañado. – añadió el otro esqueleto.
            - ¿Pero qué queréis que haga con ese monstruo? Si lo único que hace es mandar y refunfuñar, además de…
            -Chist… callaros, creo que escucho a Khuram, cambiad de tema, rápido. –susurro ágilmente el vampiro.
            - Pues eso… - el troll intentó improvisar algo. – Que yo creo que la carne más deliciosa es la de gnomo, por que es gelatinosa, y prácticamente se te derrite en la boca. ¡Ah, Khuram, ya estas aquí! Has tardado eh…
            Un colosal dragón rojo entró en la sala. En su rostro había un toque de tristeza, perceptible a millas. Estaba tan cansado que se dejó caer en el suelo de aquella sala, que retumbó y vibró ante el elevado peso de la criatura.
            - Sí… -dijo con tono cansado. - Ha sido un día duro, pero ya estoy aquí. Pásame una cerveza, Abêth.
            El mago levanto la mirada de su libro. Con un movimiento de muñeca, hizo que un barril, de un tamaño desproporcionado, se acercara suavemente a la mano del dragón.
            - ¿Cómo estas? – dijo el troll.
            - Cada día peor – El dragón le dio un sorbo a la jarra.
            El troll miró al esqueleto con gesto preocupado. Ya lo suponían, Khuram lo estaba pasando muy mal. Apenas comía, y en un par de semana había faltado a la cita con sus amigos.  En su cara se marcaban las ojeras de no haber dormido en varias semanas, y ahora para olvidar, le había dado por trabajar horas extras en esa extraña empresa de construcción.
            - Khuram, amigo… - el troll no sabía que decir muy bien. Pero Khuram lo miró, y ahora estaba obligado a seguir con su discurso. – Nosotros somos tus compañeros, tío. No queremos que estés así, sabemos que lo estas pasando mal. Pero en el domingo, debes de olvidar todas esas tonterías. Por nosotros.
            El dragón dibujó una pequeña sonrisa. Su amigo tenia razón, no podía estar tan enfrascado en aquella dragona. Se había ido, debía de aceptarlo.
            - Es un poco duro…- dijo Khuram con un hilo de voz. – pero haré lo posible porque estemos a gusto todos juntos. – Su sonrisa se amplió. Hacia ya tiempo que no sonreía de esa forma. Los comensales le copiaron el gesto a Khuram.
             Eran amigos, cada uno tenía su propia vida, pero en el momento en que se reunían en el castillo de Jmais, en la noche del domingo, todos los problemas se debían disolver con la cerveza. Después de aquello cada uno volvería a retomar su ajetreada rutina. Aquella tontería, que llevaban practicando más de cinco años, era para ellos el alivio de la semana.
            - Lo que hace la cerveza – bromeó un vampiro.
            - No es la cerveza, es la amistad. – siseo un fantasma.
            - Que bonito, te estas convirtiendo en un poeta, Shurzog. – dijo uno de los esqueletos entre risas.
            Khuram vio como sus amigos hablaban tan felizmente entre si. Le llenaba de alegría que ellos estuvieran contentos, desde unas cuantas semanas, esas personas eran las únicas personas con las que realmente merecía la pena echar el rato.
            No era mucho lo que tenia ante sus ojos. Un troll fracasado y sus dos amigos, un par de gordos orcos, con otro par de esqueletos parlantes, una pareja de goblins malolientes, un trío de blanquecinos y enfermizos vampiros, un dúo de fantasmas bromistas y un mago de magia oscura empollón. Y él, un gigantesco dragón que apenas escupía fuego, y recién divorciado. Reunidos en un gran banquete.
            Y aun así, esa singular compañía le hacia pensar en el domingo, no en un domingo. El domingo era un día especial y ahora lo era todo para Khuram. Era el domingo, no cualquier domingo, sino el domingo de maldad y cerveza.

Cetamen Ciudadela 2012

Después de tanto tiempo disparando contra certámenes literarios, una bala ha penetrado perfectamente en uno de los costados de mi víctima. Más me hubiera gustado acertarle de lleno en la cabeza, y ver como se desangra delante mía, aunque me temo que me queda algún tiempo para afinar la puntería. 
Y ya conseguir acertar a una de estas putas es difícil. Tampoco imposible. Me considero aun bastante mediocre, y el relato que envié no merecía ni mucho menos la selección que ahora porta, pero no soy yo el que abre o cierra puertas a mis relatos. Los dejo volar, que batan sus alas o que no lo hagan, es su elección, no la mía.

Y así, mi modesto Domingo de maldad y cerveza se colado entre unos cuantos para demostrar que la literatura fantástica de estilo alocado y maquiavélico aun tiene cabida en la literatura contemporánea.

Tan solo me queda agradecer a aquellos que estan poniendo su espada bajo mi mando y que consiguen que siga escribiendo y cayendo en el delirio. 

Os dejo sin más dilación, la mierda que se comieron con gusto unos cuantos, en la siguiente entrada. Un placer.

sábado, 22 de septiembre de 2012

miNatura # 121



Dejo el enlace de esta maravillosa revista de microrrelatos, que baila en el ámbito de la ciencia ficción, la fantasía y el terror y en la que colaboran numerosos escritores, aunque, muy a mi pesar, el trabajo en potencia recae bajo los hombros de los ilustradores, maravillosos artistas que ponen vida a nuestras humildes obras.


lunes, 17 de septiembre de 2012

El uno por ciento

Con cierto cansancio mañanero, y con la capa de pereza que me caracteriza, encendí la televisión holográmica de mi salón. Me adormiló aun más la aterciopelada voz de la presentadora de las noticias; lástima que fuera la de una simple robot. Anunciaba la reciente subida de la criminalidad en el mundo, a un uno por ciento. Cuando en otro momento, el escuchar de un seis por ciento de índice hubiera sido el perfecto reflejo de una sociedad utópica e idealizada, ahora estremecía el hecho de que había subido como la espuma al uno por ciento. Tal vez fuera por la implantación de la tecnología en el campo de la ley y la justicia, que nuestro planeta hoy, goza de un bienestar seguro y afianzado. Todos, como ignorantes, nos dejamos abrazar por la simpatía y la obediencia que se respira al lado de los autómatas férricos que nos protegen día tras día. Pero la realidad oculta es que una mano de hierro oprime a todo ese uno por ciento, inspirando un temor cruel y un macabro miedo disfrazado, con horrorosas torturas en las peores prisiones, dignas de horribles videojuegos de terror. Mi víctima solloza y suplica en lamentos ahogados. Enciendo mi cortadora de plasma con una sonrisa tétrica. Me da igual, soy de los del uno por ciento y nunca faltaré a mi instinto asesino.

Publicado en miNatura # 121

domingo, 16 de septiembre de 2012

In saecula saeculorum

Por los siglos de los siglos.

Mis pobres relatos, frustrados por no encontrar cobijo en Mi conciencia bajo horca de letras, han decidido traspasarse a este humilde hogar perenne. Donde en aquella soga de horror podéis encontrar un chorro de pensamientos donde perderse, aquí intentaré publicar asiduamente los relatos, que no son más que el fruto de esos pensamientos, las cagadas retorcidas de tales paranoias.

Uróboros
Pues no hayándome harto de mis gilipolleces, he decidido, a un mísero día de empezar el instituto, aventurarme con este proyecto, que ciertamente no costara nada, ya que mi segundo oficio, si es que existe un primero es el de escribir.

Respecto al título del blog, es obvio que mi intención no es otra que la de hacer que estas letras, palabras y frases, esta cadena de inquisiciones, deseos e historias, perdure luchando contra el tiempo. La serpiente alquímica, no es más que una representación burda de la inmortalidad posible. Opté como posible nombre, In saecula saeculorum, una canción del grupo Anima Adversa, pero me decanté por el no, ya que podía causar algunas confusiones, por no decir la incomprensión de esas tres palabras de origen latino.

Así que por ahora, esta será mi serpiente alquímica, la que se estará mordiendo la jodida cola in saecula saeculorum.